La familia posee funciones de latencia con respecto a la sociedad más amplia como son el mantenimiento de pautas de conducta y el manejo de tensiones. Así mismo, existen funciones manifiestas que conforman el proceso de educación y socialización a través del cual las personas asimilan a su modo el ethos y la cosmovisión imperante en la sociedad y además desarrollan su personal relación con el mundo. A grandes rasgos podemos afirmar que las principales funciones de la familia natural son cinco:
1. EQUIDAD GENERACIONAL: la familia promueve la existencia de solidaridad diacrónica, es decir, corresponsabilidad intergeneracional (abuelos-padres-hijos, por ejemplo) que permite que los miembros de la familia al poseer diversas edades y papeles puedan recibir diversos cuidados, afectos y equilibrios entre actividad laboral, servicio e inactividad forzosa a través del tiempo. La equidad generacional se ejercita en el ámbito de lo privado, es decir, de lo propiamente intrafamiliar y tiene una incidencia fortísima en el ámbito de lo público: piénsese, por ejemplo, en los ancianos que al dejar de trabajar pueden ser acogidos, sostenidos y queridos por los más jóvenes. La «equidad generacional» prepara educativamente a las personas para ser responsables no sólo de las generaciones que las anteceden sino también de las que vendrán. De esta manera podemos observar que el amplio tema de la cultura base para desarrollo sustentable aparece incoado en esta función familiar básica.
2. TRANSMISIÓN CULTURAL: la familia natural educa en la lengua, la higiene, las costumbres, las creencias, las formas de relación legitimadas socialmente y el trabajo. Sobre todo la familia natural emerge en su funcionalidad cuando educa a las personas en el modo de buscar el significado definitivo de la vida que evita el naufragio existencial al momento de afrontar situaciones-límite: muerte de un ser querido, desamor, enfermedad, injusticia laboral, etc. En el proceso de transmisión cultural los roles diferenciados del varón y la mujer contribuyen a construir una imagen complexiva de «lo humano». Las facultades cognoscitivas y la dinámica afectiva diferenciada del padre-varón y de la madre-mujer abren un horizonte educativo a los hijos que les permite introducirse a la totalidad de los factores de lo real. La necesidad de complementariedad y de reciprocidad heterosexual entre los padres puede ser redescubierta analizando los valores que preferencialmente son subrayados por la masculinidad y la feminidad en cada caso. En la actualidad no es posible dudar de la importancia que tiene el vínculo madre-hijo en la primera infancia y de la importancia de la figura del padre conforme este vínculo se transforma a lo largo del desarrollo psicológico del niño.
3. SOCIALIZACIÓN: La familia natural desempeña la función de proveer los conocimientos, habilidades, virtudes y relaciones que permiten que una persona viva la experiencia de pertenencia a un grupo social más amplio. La familia es una comunidad en una amplia red de comunidades con las que se interactúa cotidianamente. Las personas desarrollan su socialidad, o mejor aún, su comunionalidad extra-familiar gracias a que la familia de suyo socializa dentro de sí y hacia fuera de ella. Esto quiere decir que el que la familia natural sea mediación social supone que en su interior existen valores y dinámicas privadas imprescindibles para la vida en el espacio público. Así, de manera más bien existencial, las personas aprendemos los límites y alcances de lo público y lo privado. Más aún, así aprendemos su articulación constitutiva. Quienes luego en el discurso o en la acción política fracturan estos ámbitos considerándolos absolutamente heterogéneos, lastiman con ello la dinámica social propia de la familia en la que se transportan valores a la vida pública que de otro modo no podrían habitar en ella.
4. CONTROL SOCIAL: la familia natural introduce a las personas que la constituyen en el compromiso con las normas justas, con el cumplimiento de responsabilidades y obligaciones, con la búsqueda no sólo de bienes placenteros sino de bienes arduos que exigen esfuerzo, constancia, disciplina, sobre todo a través del papel del padre. Es esta introducción al compromiso la que eventualmente aporta el ingrediente cultural para que las conductas delictivas puedan ser prohibidas a través de la ley, y además, la que permite de hecho que una ley vigente goce de un cierto respaldo cualitativo al menos implícito por parte de la comunidad.
5. AFIRMACIÓN DE LA PERSONA POR SÍ MISMA: la familia funciona cuando ofrece una experiencia para todos sus integrantes de afirmación de la persona por sí misma, es decir, cuando el carácter suprautilitario de las personas – el valor que las personas poseen independientemente de su edad, salud, congruencia moral, capacidad económica, o filiación política – se salvaguarda y se promueve. Justamente esta función permite el descubrir existencialmente la importancia de la propia dignidad y de los derechos humanos que tienen su fundamento en ella. Esta función también permite descubrir el sentido personalista de la amistad, lo más necesario en la vida, según Aristóteles.
Referencia
Guerra López, R.(29, 07,2005). La Familia y su futuro en México. Recuperado de:
http://www.arvo.net/pdf/familiayfuturo.pdf
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